viernes, 14 de agosto de 2015

El pueblo de "Can Heura"

De nuevo, os mostramos un reportaje de otro pueblo abandonado de los que tanto nos gusta descubrir y explorar.


Las calles han quedado silenciadas y la pequeña campana que había presidido la iglesia ya no toca las horas. Hace tiempo que el último habitante cerró por última vez la puerta de su casa y el pueblo quedó, desde entonces, abandonado, entre el recuerdo y el olvido de los que habían vivido.
Aquí se fundó una de las primeras granjas de un famoso monasterio cisterciense catalán a finales del siglo XII. Una bula papal del año 1186 ya reconoce como propiedad del monasterio este enclave y por lo tanto documenta su existencia anterior. El camino que iba del pueblo al monasterio todavía se conserva parcialmente.

Las granjas cistercienses eran el sistema a través del cual los monjes iban tomando posesión de las tierras que los eran dadas o cedidas en uso por el rey o por los nobles de la época. Las tierras de este pueblo debían de formar parte anteriormente del término de un castillo muy próximo.

En las granjas, donde no solía haber monjes, se creaba una pequeña comunidad bajo las órdenes de un capataz. Eran completamente autónomas. Acostumbraban a contratar labradores del entorno para ayudarlos a cultivar las tierras o para la cura del ganado. Probablemente, algunas de las familias que más tarde adquirieron las tierras de este enclave, antes de propietarios habían sido jornaleros o aparceros.
Pasear por estas calles silenciosas contemplando sus ruinas, nos ha transportado a un lejano pasado en donde sus gentes vivían contemplando el lento paso del tiempo.
Por cierto, se cuentan muchas historias, que no sabemos si ciertas o no, como sensaciones extrañas de presencias desconocidas, termogénesis (cambios bruscos de temperatura), psicofonías o extraños olores que no sabemos de dónde provienen.


Desde hace un par de años el pueblo cuenta con una asociación de amigos que lucha por la recuperación de sus calles, con la limpieza de la maleza y la restauración de la ermita. Además se celebra un encuentro con todos los miembros cada año.

Nos alejamos del lugar con el sonido de la hierba seca al pisar, que es lo único que se puede escuchar. Los techos se han hundido y las pocas paredes que todavía quedan de pie se ven invadidas por hierbas y plantas trepadoras como la hiedra (Heura,en catalán) silenciando las viejas historias que aquellos callejones estrechos habían testimoniado un día.


Esperemos que os guste este reportaje de un lugar sumido en el silencio y en la magia bucólica del abandono rural,que desgraciadamente es ya habitual en muchos puntos de nuestra geografía.

Un viejo indicador oxidado nos da la bienvenida al pueblo
Enfilamos por la primera calle
Ruinas de una de las casas más imponentes del enclave
Las viejas vigas de madera aún aguantan imbatibles al paso del tiempo

Vista de la iglesia restaurada al final del pueblo
Piedras y ruinas, mudos testimonios de un tiempo que ya no volverá


El arco ojival aún aguanta impasible a pesar de que la casa está derruida
La maleza se adueña de otra de las casas, cubirendo las paredes con formas caprichosas

Ventana y puerta con la omnipresente hiedra

Aún podemos ver una de las pocas puertas de madera que quedan


En esta casa dicen que se huelen extraños olores que no se sabe de dónde proceden

Fachada de la ermita restaurada por la Asociación de amigos del lugar
Puerta de entrada a la emita
Escaleras que suben al coro
Interior espartano de la ermita
Casa colindante a la ermita 

Vista posterior de la ermita ya en el crepúsculo
Estos extraños agujeros en la pared de una de las casas nos intrigaron bastante
¿Cuál era su uso?

Abrevadero

Detalles de una oxidada cerradura
Esta es una de las casas más cubiertas de hiedra del pueblo
Experimento psicofónico (sin resultados)

Detalle de puertas y ventana de la casa de las hiedras (Heura en catalán)


Vista parcial 


Hermosa y a la vez desoladora vista de la ermita y la casa colindante
Piedras en la entrada de otra puerta o semi-puerta (mejor dicho)
Diferentes vistas 

Ventana y hiedra
Nos vamos del enclave con una agradable sensación
Dejamos ya el pueblo de "Can Heura" muy satisfechos por la visita
La luz decae por momentos.Es hora de partir hacia otros enclaves del olvido.

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