miércoles, 7 de agosto de 2024

La morada de la rata disecada

Imagina una casa abandonada, llena de polvo y recuerdos del pasado. Y en la cocina, la estancia que solía ser el corazón del hogar, una rata disecada como único vestigio de que allí hubo una vez vida. Sin embargo, la última habitante humana fue una anciana cuyos hijos y nietos poco a poco se fueron olvidando de ella. De hecho, ella les guardaba juguetes, peluches y cuentos para que pudieran pasar las vacaciones con las cosas que más les gustaban. Muchos de estos objetos se hallan a día de hoy tirados por los suelos. El olvido es la losa del paso del tiempo. 

La dueña de la casa falleció, y las habitaciones y pasillos quedaron desiertos para siempre. Con el tiempo, de forma inevitable, se convirtió en un refugio para ratas y otros animales. La falta de mantenimiento y abandono propiciaron un ambiente ideal para la proliferación de plagas. 

Al explorar la cocina, nos topamos con la rata disecada. Este descubrimiento fue una mezcla de sorpresa y desasosiego. La rata, en su estado petrificado, parecía guardar desde el armario los secretos de la casa.  Los lugares abandonados suelen estar llenos de sorpresas, y cada rincón puede contar una historia. La presencia de la rata disecada en la cocina se convierte en un símbolo de la decadencia y el paso del tiempo, recordándonos que incluso en los lugares más olvidados, la vida y la muerte coexisten de maneras inesperadas.    

Sean bienvenidos a la morada de la rata disecada.                      

   El salón está presidido por la chimenea. La familia solía reunirse alrededor del fuego en los meses de invierno.


El exterior presenta una absoluta ruina. Entrar en la casa no entraña ninguna dificultad. 


Productos de limpieza de marcas antiguas se hallan esparcidos por el lugar. 




A la casa no le falta detalle. Un columpio lleno de vegetación serviría como modo de diversión para los nietos que visitaban a la anciana. 



Las camas están llenas de libros, peluches y otros objetos. 

El peluche más extraño que nos hemos encontrado en un abandono.


Los peluches que llenan de alegría a los niños, en los lugares abandonados tienen un perfil grotesco y terrorífico.










Nos preguntamos cuál fue la última comida que se preparó en esta cocina. 


La rata disecada, única dueña y señora de la casa en la actualidad. La momificación es absolutamente sorprendente. 

Vestido de comunión de una de las nietas de la dueña de la casa. 








Sin duda se trataba de una familia muy religiosa a juzgar por los símbolos que hay colgados en las paredes. 

El canario que vivió en esta jaula hace años que ya voló de este mundo. 



La casa, a pesar de estar cerca de un camino, pasa desapercibida por estar oculta entre la vegetación.


                                                                                          
¿Restos de bobinas eléctricas?