martes, 17 de noviembre de 2020

La colonia de las galletas de Monseñor Copons

En ocasiones la suerte nos sonríe. Sin pretenderlo, regresando de otro abandono, encontramos, oculto y olvidado en medio del bosque, este peculiar conjunto de edificios. Tras una serie de investigaciones llegamos a la conclusión de que se trataba de un antigua colonia utilizada por algún tipo de organización religiosa. Este lugar recordaba a tiempos pasados y a actividades propias de colegios de curas y monjas. Estas colonias tenían la misión de concentrar durante uno o varios días a los alumnos bajo una supuesta convivencia. Durante esas jornadas se formaba en los textos cristianos, a modo de catequesis, mientras, por primera vez, los jóvenes se veían fuera de sus familias compartiendo experiencia con el resto de sus compañeros. Vendría a ser una suerte de campamento, el cual, más allá de formar en valores religiosos, también servían a modo de enseñanza y preparación a la vida real más allá de la zona de confort. En este lugar se aislaban a los grupos durante días, y solo alguien de la comunidad se dedicaba a traer los comestibles necesarios del exterior. Sorprende ver en muchas de sus estancias numerosas cajas de galletas. El desayuno se vendría a componer de un vaso de leche con cacao y galletas clásicas de toda la vida. Se compraban en cantidades industriales. A parte de esta curiosidad, la colonia presentaba un halo de silencio casi espectral. Tuvimos que ir con mucho cuidado ya que, al encontrarse muy escondida, podría estar siendo utilizada por okupas. Por fortuna no encontramos a nadie entre sus muros, ni tampoco evidencias de presencia humana. Aquel lugar parecía abandonado desde la década de los 90. Espero que os guste este pequeño reportaje, el siguiente tras meses de ausencia. 

Una enorme caja de galletas María de la marca "Pryca" nos dala bienvenida al lugar
La colonia, en medio de este bosque, presentaba una imagen espectral.

Distintos edificios iban apareciendo ante nuestros ojos. 
No podía faltar un bote de agua oxigenada, muy útil para limpiar heridas en las rodillas. 
Quizás aquí pudo dormir algún vagabundo en el pasado. 



Las únicas habitantes de este lugar fueron las avispas, pero también lo abandonaron hace tiempo. 

Documento que nos hace sospechar la fecha de cuando se abandonó la colonia. 





En este lugar había una obsesión por comprar galletas en cantidades industriales. Los desayunos serían extremadamente monótonos. 

La marca Molico de leche en polvo nos acompañó durante muchos momentos de nuestra infancia.
Extraños aros insertados en la pared, probablemente para sostener tiestos con flores y plantas, pero no dejan de tener un punto siniestro. 
Otro clásico, el suavizante Mimosín para toda su ropa. El osito mascota de la marca nos mira con sus ojos negros siniestros y pone punto final a este pequeño reportaje. 

sábado, 4 de julio de 2020

La vieja e intacta ermita del capellán Fabián


Hace unos meses nos introducíamos en el Balneario de la Niebla, un edificio que nos tenía preparadas muchas sorpresas. Al revisar las fotografías optamos desde un principio por guardarnos una selección dedicada a la ermita que allí mismo se encontraba. Se trata de un pequeño templo dedicado a San Roque, y custodiado por el anciano capellán Fabián, quien además nos dio la bienvenida tal y como se ve en la primera foto. Este santo, cuya festividad se celebra el 16 de agosto, siempre se representa con su perro fiel en todas sus iconografías. 
San Roque es el santo de los peregrinos, y bien podría ser también el de los buscadores de los lugares abandonados. En ocasiones nos sentimos como peregrinos, siempre vagando por el mundo tras nuevos descubrimientos increíbles como éste que nos ocupa. Y también es el santo de los contagiados por epidemias, motivo que lamentablemente ha tomado especial relevancia en este año tan extraño que nos ha tocado vivir. Creáis o no, e independientemente de vuestra fe, nos encomendamos a este santo para que nos traiga nuevas y provechosas localizaciones para compartir con vosotros. 
De momento sed todos bienvenidos a la vieja ermita de San Roque. Guardar respeto al santo durante toda la visita. Y ser cuidadosos con vuestros actos y, sobre todo, preservar el lugar tal y como se merece.

El vestuario del capellán Fabián aún guarda una sotana
         San Roque da la bienvenida a los visitantes de este santo lugar cristiano.

La sacristía de la ermita estaba llena de grandes detalles. Y la botella de vino que no falte.
Un viejo candelabro que ya no sujeta los cirios desde hace décadas.


Los armarios de la sacristía aun conservaban los ropajes propios de la liturgia.


Un armario enorme para tan pequeña ermita. 
Un ángel parece entristecido porque su vidriera ha sido rota.



Varias vistas del altar, todavía en bastante buen estado.



Naturaleza muerta en un lugar sagrado.
Las únicas flores que se mantienen son las de plástico.
El penitente siempre se arrodilla.

El pobre perro de San Roque fue descabezado. ¿Quién habrá osado a semejante acción blasfema?

El vino de nuevo que no falte. 

Curioso recorte de prensa sobre las acciones de Estados Unidos sobre Cuba.

Probablemente fuera el lugar donde se guardaban las formas para la Eucaristía.







Es una suerte que estas vidrieras sigan en pie transmitiendo esa sensación de paz.


Un mensaje de corte apocalíptico en la entrada ya nos avisa de ser temerosos hacia la ira del Señor.
Numerosos interruptores para dar luz a las distintas estancias.


Una criatura del Señor acabó sus días disecada en esta puerta.

Vista exterior de la ermita de San Roque. Sed buenos por el amor de Dios !